LUIS DANIEL LOPEZ ELLES
8”02”
INSTITUCION EDUCATIVA MONSEÑOR JAIME PRIETO AMAYA
DEPARTAMENTO NORTE DE SANTANDER
2018
TABLA DE CONTENIDOS
.INTRODUCCION 4
.OBJETIVOS ESPESIFICOS 5
.OBJETIVOS GENERALES 5
.
.
.
.BLIBLIOGRAFIA
.CRONOGRAMA
INTRODUCCION
La edad moderna es el periodo comprendido
desde el siglo XV al XVIII y que se encuentra entre la edad media y
contemporánea
Podemos afirmar que ciertamente que ese periodo
fue un periodo de cambios
La edad moderna tuvo inicio según los
historiadores, se dio el 29 de mayo de 1453, fecha que registra la conquista
turca de Constantinopla, pero no representa un consenso entre historiadores Caracterizado
por una etapa de grandes cambios revoluciones y cambios en la mente occidental, estos cambios
económicos, científicos sociales y religiosos dieron origen al sistema
capitalista por tanto los
Siguientes son los principales
acontecimientos:
*Las primeras grandes exploraciones
*El renacimiento
*La reforma religioso
*El absolutismo
*La ilustración
*El descubrimiento de américa
*Revolución
francesa
OBJETIVOS
GENERALES
*El ver los puntos importantes
de la edad moderna
*Ver la importancia de los cambios de la edad
moderna
*El tener
un mayor conocimiento de la historia
*Practicar lo aprendido de un proyecto en clase
*El saberlas normas Icontec
OBJETIVOS ESPECIFICOS
*EL Saber los acontecimientos su punto de
tiempo y ubicación geográfica
*El
saber los cambios de la edad moderna y su importancia en el tiempo
*El saber más de la historia humana de del
espacio de la historia humana
*El tener un conocimiento y un planteamiento
más de las normas Icontec
*El saber de
cómo usar las normas Icontec.
LA EDAD MODERNA
La Edad Moderna es
el tercero de los periodos histórico en los que se divide
convencionalmente la historia universal comprendido entre el siglo
XV y el XVIIl Cronológicamente alberga un periodo cuyo inicio puede
fijarse en la caída de Constantinopla (1453) o en
el descubrimiento de América (1492), y cuyo final puede situarse en
la Revolución francesa (1789). Existen personas que marcan su fin en
la década previa, tras la independencia de los Estados Unidos (1776).
En esta convención, la Edad Moderna se corresponde al período en que se
destacan los valores de la modernidad (el progreso,
la comunicación, la razón) frente al período anterior, la Edad
Media, que es generalmente identificado como una
edad aislada e intelectualmente oscura. El espíritu de la Edad
Moderna buscaría su referente en un pasado anterior, la Edad
Antigua identificada como Época Clásica.
Tras pasar el tiempo, la Edad
Moderna se ha ido alejando de tal modo, que desde el siglo XX se
suele añadir una cuarta edad, denominada como Edad Contemporánea, en la
cual no solo no se aparta, sino que también se intensifica extraordinariamente
la tendencia a la modernización, ya que sus características sensiblemente
diferentes, fundamentalmente porque significa el momento de éxito y desarrollo
espectacular de las fuerzas económicas y sociales que durante la Edad Moderna
se iban gestando lentamente: el capitalismo y la burguesía; y
las entidades políticas que lo hacen de forma paralela: la nación y
el Estado
.
En la Edad Moderna se
encontraron los dos "mundos" que habían permanecido casi
absolutamente aislados desde la Prehistoria: el Nuevo
Mundo (América) y el Viejo Mundo (Eurasia y África).
Cuando se consolidó la exploración europea de Australia se habla de
Novísimo Mundo.
La disciplina historiográfica
que la estudia se denomina Historia Moderna, y sus historiadores,
"modernistas
SU
PUNTO DE TIEMPO
La fecha de inicio más aceptada por los
historiadores es en la cual ocurrió la toma de Constantinopla y caída
definitiva de todo vestigio de la antigüedad, esta ciudad fue destruida y
tomada por los otomanos en el año 1453 –coincidente en el tiempo con el
comienzo del uso masivo de la imprenta de tipos móviles y el desarrollo del
Humanismo y el Renacimiento, procesos que se dieron en parte gracias a la
llegada a Italia de exiliados bizantinos y textos clásicos griegos–).
Tradicionalmente también se toma el Descubrimiento de América (1492) porque
está considerado como uno de los hitos más significativos de la historia de la
humanidad, el inicio de la globalización y en su época una completa revolución.
Nota 4
En cuanto a su final, algunos historiadores
anglosajones[¿quién?] defienden que no se ha producido y que todavía estamos en
la Edad Moderna (identificando al periodo comprendido entre los siglos XV al
XVIII como Early Modern Times –temprana edad moderna– y considerando los siglos
XIX, XX y XXI como el objeto central de estudio de la Modern History),[cita
requerida] mientras que las historiografías más influidas por la francesa
denominan el periodo posterior a la Revolución francesa (1789) como Edad
Contemporánea. Como hito de separación también se han propuesto otros hechos:
la independencia de los Estados Unidos (1776), la Guerra de Independencia
Española (1808) o las guerras de independencia hispanoamericanas (1809-1824).
Como suele suceder, estas fechas o hitos son meramente indicativos, ya que no
hubo un paso brusco de las características de un período histórico a otro, sino
una transición gradual y por etapas, aunque la coincidencia de cambios bruscos,
violentos y decisivos en las décadas finales del siglo XVIII y primeras del XIX
también permite hablar de la Era de la Revolución. Nota 5 Por eso, deben
tomarse todas estas fechas con un criterio más bien pedagógico. La edad moderna
transcurre más o menos desde mediados del siglo XV a finales del siglo XVIII
CARACTERISTICAS
El elemento consustancial de Edad Moderna,
especialmente en Europa, es la presencia de una ideología transformadora,
paulatina, incluso dubitativa, pero decisiva, de las estructuras económicas,
sociales, políticas e ideológicas propias de la Edad Media. Al contrario de lo
que ocurrió con los cambios revolucionarios propios de la Edad Contemporánea,
en la que se aceleró la dinámica histórica extraordinariamente, en la Edad Moderna
el legado del pasado y el ritmo de los cambios son lentos, propios de los
fenómenos de larga duración. Como se indica más arriba, no hubo un paso brusco
de la Edad Media a la época moderna, sino una transición. Los principales
fenómenos históricos asociados a la Modernidad (capitalismo, humanismo, estados
nacionales, etcétera) venían preparándose desde mucho antes, aunque fue en el
paso de los siglos XV a XVI en donde confluyeron para crear una etapa histórica
nueva. Estos cambios se produjeron simultáneamente en varias áreas distintas:
en lo referente a lo económico con el desarrollo del capitalismo; en lo
político con el surgimiento de estados nacionales y de los primeros imperios
ultramarinos; en lo bélico, con los cambios en la estrategia militar derivados
del uso de la pólvora; en lo artístico con el Renacimiento, en el plano
religioso con la Reforma Protestante; en el filosófico con el Humanismo, el
surgimiento de una filosofía secular que reemplazó a la Escolástica medieval y
proporcionó un nuevo concepto del hombre y la sociedad; en el científico con el
abandono del magister dixit y el desarrollo de la investigación empírica de la
ciencia moderna, que a largo plazo se interconectará con la tecnología de la
Revolución industrial. En el siglo XVII, estas fuerzas disolventes habían
cambiado la faz de Europa, sobre todo en su parte noroccidental, aunque estaban
todavía muy lejos de relegar a los actores sociales tradicionales de la Edad
Media (el clero y la nobleza) al papel de meros comparsas de los nuevos
protagonistas: el Estado moderno, y la burguesía.
Desde una perspectiva materialista, se
entiende que este proceso de transformación empezó con el desarrollo de las
fuerzas productivas, en un contexto de aumento de la población (con altibajos,
desigual en cada continente y todavía sometida a la mortalidad catastrófica
propia del el Antiguo Régimen demográfico, por lo que no puede compararse a la
explosión demográfica de la Edad Contemporánea). Se produce el paso de una
economía abrumadoramente agraria y rural, base de un sistema social y político
feudal, a otra que sin dejar de serlo mayoritariamente, añadía una nueva
dimensión comercial y urbana, base de un sistema político que se va articulando
en estados-nación (la monarquía en sus variantes autoritaria, absoluta y en
algunos casos parlamentaria); cambio cuyo inicio puede detectarse desde fechas
tan tempranas como las de la llamada revolución del siglo XII y que se
precipitó con la crisis del siglo XIV, cuando se abre la transición del
feudalismo al capitalismo que finalizó en el siglo XIX. Nota 8
LA BURGUESIA
Los burgueses, nombre que se dio en la Edad
Media en Europa a los habitantes de los burgos (los barrios nuevos de las
ciudades en expansión), tenían una posición ambigua en la Edad Moderna. Una
visión lineal, que tome como punto de llegada la Revolución Burguesa, les
buscará emplazándose a sí mismos fuera del sistema feudal, como hombres libres
que, en Europa, se hicieron poderosos gracias a la creación de redes
comerciales que la abarcaban de norte a sur. Ciudades que habían conseguido una
existencia libre entre el imperio y el papado, como Venecia y Génova, crearon
verdaderos imperios comerciales. Por su parte, la Hansa dominó la vida
económica del Mar Báltico hasta el siglo XVIII. Las ciudades eran islas en el
océano feudal, pero el que la burguesía fuera realmente un factor que
disolviera el sistema feudal, o más bien un testimonio de su dinamismo, al
expandirse con el excedente que los señores extraen en sus feudos, es un tema que
ha discutido extensamente la historiografía.10 El mismo papel de la ciudad
europea durante la Edad Moderna puede considerarse un proceso de larga duración
dentro del milenario proceso de urbanización: la creación de una red urbana,
preparación necesaria para el cumplimiento de las funciones sociales del mundo
industrial moderno. A la línea de meta llegaron con ventaja metrópolis como
Londres y París en el siglo XVIII; por el camino quedaron rezagadas, sin
capacidad de articular una economía nacional de dimensiones suficientes para el
despegue industrial, ciudades relegadas a la condición de semiperiféricas:
Lisboa, Sevilla, Madrid, Nápoles, Roma o Viena; o, con otras características
funcionales, independientemente de su tamaño, las de la periferia euro-mediterránea:
Moscú o San Petersburgo, Estambul, Alejandría o El Cairo; y las de la arena
exterior, tanto en espacios ajenos a la colonización europea (Pekín) como las
ciudades coloniales.11
Aunque fue enorme la diferencia de posición
económica entre alta burguesía, baja burguesía y plebe empobrecida, no lo
estaba en muchos extremos por su condición social: todas eran pueblo llano. La
diferenciación entre burguesía y campesinado todavía era más significativa,
pues fuera de las ciudades es donde vivía la inmensa mayoría de la población,
dedicándose a actividades agropecuarias de muy escasa productividad, lo que las
condenaba al anonimato histórico: la producción documental, que se desarrolla
de forma extraordinaria en la Edad Moderna (no solo con la imprenta, sino con
el auge burocrático del estado y de los particulares: registros económicos,
protocolos notariales...) es esencialmente urbano. Los fondos de los archivos
europeos empiezan ya a competir en densidad de fuentes documentales con enorme
ventaja frente a los chinos, de milenaria continuidad.
También puede verse a la burguesía como un
aliado del absolutismo, o como un agregado social sin verdadera conciencia de
clase, cuyos individuos prefieren la
"traición" que les permite el
ennoblecimiento por compra o matrimonio, sobre todo cuando la ideología
dominante persigue el lucro y santifica la renta de la tierra.12 Su papel como
agente revolucionario había ocasionado las revueltas populares urbanas de la
Edad Media, y continuará vivo pero errático en las de la Edad Moderna, algunas
teñidas de ideología religiosa, otras de revuelta antifiscal o incluso de
motines de subsistencia.13
En otros continentes, la caracterización
social de una clase definida por su actividad urbana, su identificación con el
capital y la condición de no privilegiada, es mucho más problemática. No
obstante, se ha aplicado el término en Japón, cuya formación económico social
ha sido asimilada al feudalismo, y con muchas más dificultades en China, aunque
las interpretaciones de su historia están muy vinculadas a posiciones
ideológicas.
El mundo islámico tenía desde sus orígenes
una fuerte componente comercial, con un desarrollo impresionante de las rutas a
larga distancia (navieras y caravaneras), y una artesanía superior a la europea
en muchos aspectos, pero el desarrollo de las fuerzas productivas demostró ser
menos dinámico, y con éstas la dinámica social. Los mercaderes árabes o el
zoco, sin dejar de ser bullicioso y reflejar el descontento popular en periodos
de crisis, no estuvieron nunca en condiciones de significar un desafío a las
estructuras.
América fue, desde el comienzo de su
colonización, una tierra de promisión donde se hacían experiencias de
ingeniería social. Las reducciones jesuíticas o los peregrinos del Mayflower
son casos extremos, siendo el fenómeno más importante la ciudad colonial
hispánica, con su urbanismo trazado a cordel a partir de una amplia Plaza Mayor
sobre tierras vírgenes o ciudades precolombinas, a veces incluso convirtiéndose
en ciudad peregrina, cambiando su emplazamiento por terremotos o condiciones
sanitarias. Es posible encontrar la formación de una burguesía en América
durante la Edad Moderna, en las colonias británicas del norte, y en los
criollos hispanoamericanos, que impulsarán los procesos de independencia y
contribuirán decisivamente al final del Antiguo Régimen y la plasmación de los
valores de la Edad Contemporánea.
Las exploraciones financiadas por las
monarquías europeas (en Portugal, el caso precoz de Enrique el Navegante), y
llevadas a cabo por personajes como Cristóbal Colón, Juan Caboto, Vasco de Gama
o Hernando de Magallanes, surcaron mares hasta ese momento inexplorados y
llegaron a tierras que eran desconocidas por los europeos, posibilitados
gracias a una serie de adelantos en materia de náutica: la brújula y la
carabela. La relación que el espíritu individualista y la búsqueda de prestigio
pudieran tener con los valores burgueses no es tan clara: no supone ninguna
variación desde tiempos de Marco Polo y tiene posiblemente más relación con el
espíritu caballeresco y los valores nobiliarios de la baja edad media.14
Aprovechando sus descubrimientos, España, Portugal y Holanda primero, y Francia
e Inglaterra después, construyeron imperios coloniales, cuyas riquezas,
Sobre todo la extracción de oro y plata de
América, estimularon todavía más la acumulación de capital y el desarrollo de
la industria y el comercio, aunque a veces más fuera del propio país que
dentro, como fue el caso de la castellana, que sufrió las consecuencias de la
Revolución de los Precios y una política económica, el mercantilismo
paternalista que busca más la protección del consumidor (y de los
privilegiados) que la del productor.
Fuera de Inglaterra y Holanda, en el siglo
XVII, la burguesía tenía un poder económico relativo, y ningún poder político.
No sería propio decir que llegó a sus manos ni siquiera cuando reyes como Luis
XIV empezaron a llamar a burgueses como ministros de estado, en vez de la vieja
aristocracia.
AVANCES CIENTIFICOS DE LA EDAD MODERNA
Los avances científicos y técnicos más relevantes que permiten la mejora de la
navegación fueron
Astrolabio: permite determinar la posición de las estrellas sobre la bóveda celeste
Brújula: instrumento con una aguja magnetizada
los navegantes
que sirve de orientación
Cartografía: consiste en conocerla tierra
representado lo más fielmente posible
Carabela: embarcación a vela, ligera, alta y
larga
LA RELIGION
Como probaban las herejías urbanas medievales
reprimidas por la Inquisición y la Orden Dominicana, la Iglesia católica se
encuentra en conflicto con la nueva vida urbana, y había mirado sus
transformaciones con reticencia, aunque también demostró una gran capacidad de
asimilación de los elementos disolventes (Orden Franciscana y devotio moderna
de Tomás de Kempis). En el siglo XIV había vivido la Cautividad de Aviñón y el
Cisma de Occidente, y en el XV vivió un proceso de acrecentamiento del poder
temporal. Ejemplos de papas mundanos fueron, por ejemplo, Alejandro VI y Julio
II, este último apodado, y no sin razón, el «Papa guerrero». Para financiarse,
recurrió de manera cada vez más escandalosa a la venta de indulgencias, lo que
excitó las protestas de John Wycliff, Jan Hus y Martín Lutero. Este último,
cuando la Iglesia lo llamó a someterse, rehusó, señalando que la única fuente
de autoridad eran las Sagradas Escrituras. Era esta una nueva visión de la
relación entre el hombre y Dios, personalista e intimista, más acorde con los
valores de la modernidad y muy diferente a la idea social y comunitaria de la
religión que tenía el catolicismo medieval. Entre los numerosos seguidores de
Lutero no fue posible la uniformidad (la interpretación libre de la Biblia y la
negación de autoridad intermedia entre Dios y el hombre lo hicíeron imposible),
y así Ulrico Zwinglio, Juan Calvino o John Knox, fundaron iglesias reformadas
que se expandieron geográficamente convirtiendo a Europa en un conglomerado de
personas con creencias muchas veces contradictorias. Se ha propuesto19 que el
calvinismo y la doctrina de la predestinación son posiblemente una contribución
esencial a la conformación del espíritu burgués capitalista, al exaltar el
trabajo y el triunfo personal. No obstante, no es imposible encontrar una
versión católica del mismo espíritu, como fue el jansenismo; lo que abundaría
en la tesis materialista de que más que una determinación ideológica fueron las
diferentes condiciones de la estructura económica del norte y el sur de Europa
las que influyeron en su divergente historia a lo largo de la Edad Moderna.
La Iglesia católica reaccionó tardíamente, a
finales del siglo XVI, imponiendo una serie de cambios internos en el Concilio
de Trento (1545-1563). Los principales exponentes de esta reforma fueron
Ignacio de Loyola y la Compañía de Jesús. Sin
embargo, en general no pudo regresar a la fe católica a numerosas naciones
reformadas. En general, la Alemania del norte, Escandinavia y Gran Bretaña ya
no volvieron al catolicismo, mientras que Francia se debatiría durante años de
conflictos internos por causa religiosa, hasta que en 1685 Luis XIV revocó el
Edicto de Nantes, que garantizaba la tolerancia católica hacia los hugonotes, y
los expulsó. El éxito de la Contrarreforma se dio en la Europa danubiana, la
Alemania del sur y Polonia. Irlanda, las penínsulas ibérica e itálica, además
de los recién conquistados dominios ultramarinos españoles en América,
permanecieron católicos.
Todo esto sucedió en medio de un fuerte
periodo de guerras de religión: en Alemania, los príncipes católicos se
apoyaron en Carlos V contra los príncipes protestantes, al tiempo que surgían
movimientos sociales como la guerra de los campesinos o los anabaptistas,
perseguidos sangrientamente por ambos bandos, con la bendición expresa tanto
del papa como de Lutero; en Francia, la no menos violenta Matanza de San
Bartolomé (1572) fue solo un episodio de su particular y prolongada serie de
guerras de religión, en las que la distintos grupos sociales se encuadran en
bandos nobiliarios con opuestas pretensiones políticas, dinásticas y alianzas
exteriores; la Guerra de los Ochenta Años que supone la separación de los
Países Bajos en un norte protestante y un sur católico; en su última fase (tras
una Tregua de los doce años) simultánea a la Guerra de los Treinta Años
(1614-1648) en el Sacro Imperio, que terminó transformándose en un conflicto
europeo generalizado.
La expansión europea significó la
desaparición o sumisión de muchas religiones indígenas en los territorios
ocupados por los europeos. Excepcionalmente, surgió en el norte de la India una
nueva religión: el sijismo.
BIBLIOGRAFIA
WIKIPEDIA. COM:
LA
BURGESIA
LA
EDAD MODERNA
PUNTO
EN EL TIEMPO
SECARACTERIZA
LA
EDAD MODERNA ECU RED.COM:
LA
RELIGION
LOS
AVANCES
SLIHSARE:
LA INTRODUCCION
CRONOGRAMA
horas
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Lunes 2 JULIO
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Martes 3 JULIO
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Miércoles 4 JULIO
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Jueves 5 JULIO
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Viernes 6 JULIO
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HISTORIA DE LA EDAD MODERNA
LUIS DANIEL LOPES ELLES
LENNY CASERES
PROFESORA DE INFORMATICA
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